Mi cuadernillo de rimas, escondido en la tabaquera, espera acechante a un poema
despistado.
Una joven rima despreocupada sale de la maleza y con su bolígrafozarpa mi cuadernillo la caza.
Ella intenta zafarse de su enemigo pero este, más experimentado, la retiene firmemente con sus renglonesfauces para mantenerla con vida, pues una rima
muerta sólo sirve para ganar premios.
2010. Logroño.
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