Aún sigo con el ordenador estropeado, pero no me he podido resistir a publicar este artículo de Javier Ortiz en el diario Público de hoy. Yo también soy de esos que tiene como costumbre navideña no escuchar el discurso del "borbón", unas veces por trabajo, otras por estar en el bar y otras porque, sinceramente, no me apetece.
No hubo mensaje del Rey
27 Dic 2007
06:23
Una de las pocas tradiciones navideñas de las que no me aparto, suceda lo que suceda, es la de no tragarme el mensaje protocolario del Rey. En casa de la familia de mi mujer, igual que en tiempos en la de mi madre, tenemos asumido con plena naturalidad que, cuando llega esa hora de la Nochebuena, se apaga la televisión y ya está.
Este año pasamos por un momento de debilidad y zapeamos a ver qué capítulo de los Simpson estaban dando a esa hora (siempre están poniendo algún capítulo de los Simpson en algún canal), pero en cosa de nada comprobamos que los circunstanciales rivales de Juan Carlos de Borbón también se estaban repitiendo.
Al día siguiente pude comprobar lo que compruebo todos los días de Navidad, a saber: en primer lugar, que los medios de comunicación hablaban a coro del mensaje del Rey como si fuera un mensaje del Rey, y, en segundo término, que apenas ninguno se privaba de referirse a la “Monarquía democrática”.
Punto primero: no hay mensajes del Rey. El Rey lee los textos que otros le escriben. Se los ponen en una pantallita y él los recita. El texto de lo que balbucea no lo ha escrito él, que es ágrafo. Se trata de una suma de tópicos que pactan sus amanuenses y los de La Moncloa. Resulta de coña que haya gente dispuesta a hacer año tras año la exégesis solemne de los lugares comunes acordados por los especialistas de la Casa Real y de Presidencia de Gobierno como si fueran ideas de gran trascendencia.
Segundo bobada: lo de la “Monarquía democrática”. ¿Qué diablos es eso? Una Monarquía no puede ser democrática. Por definición. ¿Qué tiene de democrático que alguien ocupe un puesto porque es hijo o nieto de otro señor al que tampoco eligió nadie? Un Rey podrá coexistir con un régimen parlamentario, y hasta llevarse bien con sus administradores (hay gente para todo), pero la única manera que tiene de ser él mismo demócrata pasa forzosamente por abdicar y favorecer que la titularidad de la Jefatura del Estado se decida en las urnas. Aunque resulte elegido otro papanatas.
Ya sé que todo esto es elemental. Pero, como tanta gente se empeña en negarse a admitir hasta lo más elemental, es forzoso insistir.
27 Dic 2007
06:23
Una de las pocas tradiciones navideñas de las que no me aparto, suceda lo que suceda, es la de no tragarme el mensaje protocolario del Rey. En casa de la familia de mi mujer, igual que en tiempos en la de mi madre, tenemos asumido con plena naturalidad que, cuando llega esa hora de la Nochebuena, se apaga la televisión y ya está.
Este año pasamos por un momento de debilidad y zapeamos a ver qué capítulo de los Simpson estaban dando a esa hora (siempre están poniendo algún capítulo de los Simpson en algún canal), pero en cosa de nada comprobamos que los circunstanciales rivales de Juan Carlos de Borbón también se estaban repitiendo.
Al día siguiente pude comprobar lo que compruebo todos los días de Navidad, a saber: en primer lugar, que los medios de comunicación hablaban a coro del mensaje del Rey como si fuera un mensaje del Rey, y, en segundo término, que apenas ninguno se privaba de referirse a la “Monarquía democrática”.
Punto primero: no hay mensajes del Rey. El Rey lee los textos que otros le escriben. Se los ponen en una pantallita y él los recita. El texto de lo que balbucea no lo ha escrito él, que es ágrafo. Se trata de una suma de tópicos que pactan sus amanuenses y los de La Moncloa. Resulta de coña que haya gente dispuesta a hacer año tras año la exégesis solemne de los lugares comunes acordados por los especialistas de la Casa Real y de Presidencia de Gobierno como si fueran ideas de gran trascendencia.
Segundo bobada: lo de la “Monarquía democrática”. ¿Qué diablos es eso? Una Monarquía no puede ser democrática. Por definición. ¿Qué tiene de democrático que alguien ocupe un puesto porque es hijo o nieto de otro señor al que tampoco eligió nadie? Un Rey podrá coexistir con un régimen parlamentario, y hasta llevarse bien con sus administradores (hay gente para todo), pero la única manera que tiene de ser él mismo demócrata pasa forzosamente por abdicar y favorecer que la titularidad de la Jefatura del Estado se decida en las urnas. Aunque resulte elegido otro papanatas.
Ya sé que todo esto es elemental. Pero, como tanta gente se empeña en negarse a admitir hasta lo más elemental, es forzoso insistir.