jueves, 27 de diciembre de 2012

Disyuntivas de un imbécil con mucho tiempo libre.

R entra en un bar donde había quedado con sus amigos, a los cuales no veía desde hace un tiempo.
 

Al poco de cruzar la puerta, uno de ellos se dirige hacia él y le pregunta:
"Hombre, R ¡cuánto tiempo! ¿Qué tal todo?"
 

A lo que R responde:

Opción a)- "Bien, ya sabes, como siempre."
 

Opción b)- "Hecho una mierda. Hasta los cojones del desempleo, sin un puñetero duro en el bolsillo y con menos ganas de estar aquí que en un discurso de Rajoy."

Cualquiera de las dos respuestas conlleva una mala cara. La primera porque denota cierto hastío y, si realmente es un amigo, está cansado de oírle decir siempre lo mismo cuando sabe que no es verdad. Y la segunda es de una crudeza y veracidad que a la gente normal le disgusta sobremanera.

Astenia invernal.

Llega un momento en el cual no te apetece escuchar música, no sabes que decir, no tienes ganas de hacer nada y vuelves la mirada hacia los cajones entreabiertos de tu vida pasada, aunque esto acrecienta tu astenia... "Si yo hubiese hecho...Si hubiese dicho..."
 

Pero no es momento para ello. Es esta una época en la que tienes que mirar hacia adelante, con la certeza de que aún la vida te depara cosas peores. Esas cosas que son las únicas que te ayudan a reafirmarte, a marcar tu territorio, esas cosas que hace que brote en ti el hombre maduro que se supone que eres a tus cuarenta años.
 

Celebremos el fin de año y no la entrada del nuevo. Ya tendremos tiempo de arrepentirnos.

(Con lo que me gustan las frases subordinadas y, sin embargo, escribo mejor sin ellas)