Cuando era niño me resultaba chocante ver en la biblia que leía como la zona hoy conocida por Israel se llamaba Palestina, Judea, Samaría y varios nombres más. Aún más curioso las peleas entre distintas etnias aunque todas ellas procedentes de la misma familia.
Con el tiempo, leyendo Historia, descubrí que los judíos eran un pueblo de nómadas cabreros de la Península Arábiga que emigró a su actual zona en busca de una tierra prometida por su dios y que conquistó a sangre y fuego, como bien se puede leer en los textos bíblicos.
Pasaron los siglos y llegaron las distintas conquistas. Los ciudadanos de esas tierras sufrieron diásporas, aunque algunos se quedaron. Orgullosos de su origen mantienen un énfasis especial en su árbol genealógico.
Los que permanecieron en sus tierras mantuvieron sus costumbres pero acogieron una nueva religión tras el paso de los años.
Todo ello me hace pensar en lo que está sucediendo en estos tiempos en Oriente Próximo. Y me planteo si esto es una guerra civil, lucha de clases (los llamados palestinos son la clase baja y los llamados israelitas las clases medias y altas), guerra religiosa, también llamada guerra santa o simplemente un genocidio en toda regla patrocinado por quienes sacan provecho de la inestabilidad en la zona.
Sea lo que sea, lo importante es que cada vez que se mata a un ser humano una parte de cada persona muere. Ahora debemos, al igual que lo hicimos en otras ocasiones, salir a la calle y parar la masacre, que, por cierto, también se produce a diario en África y no nos lo enseñan tanto por la televisión.
¡NO A LA GUERRA SEA CUAL SEA!
Con el tiempo, leyendo Historia, descubrí que los judíos eran un pueblo de nómadas cabreros de la Península Arábiga que emigró a su actual zona en busca de una tierra prometida por su dios y que conquistó a sangre y fuego, como bien se puede leer en los textos bíblicos.
Pasaron los siglos y llegaron las distintas conquistas. Los ciudadanos de esas tierras sufrieron diásporas, aunque algunos se quedaron. Orgullosos de su origen mantienen un énfasis especial en su árbol genealógico.
Los que permanecieron en sus tierras mantuvieron sus costumbres pero acogieron una nueva religión tras el paso de los años.
Todo ello me hace pensar en lo que está sucediendo en estos tiempos en Oriente Próximo. Y me planteo si esto es una guerra civil, lucha de clases (los llamados palestinos son la clase baja y los llamados israelitas las clases medias y altas), guerra religiosa, también llamada guerra santa o simplemente un genocidio en toda regla patrocinado por quienes sacan provecho de la inestabilidad en la zona.
Sea lo que sea, lo importante es que cada vez que se mata a un ser humano una parte de cada persona muere. Ahora debemos, al igual que lo hicimos en otras ocasiones, salir a la calle y parar la masacre, que, por cierto, también se produce a diario en África y no nos lo enseñan tanto por la televisión.
¡NO A LA GUERRA SEA CUAL SEA!