Te quiero.
Te quiero pero no como se quiere ahora.
Te quiero como se quería en tiempos antiguos, arcaicos,
quizá románticos.
Te quiero
para compartir tiempo, esperanzas, espacios.
Te quiero para luchar juntos y defender,
hasta la muerte si así lo quieren los astros,
a nuestras hijas creadas de papel.
Te quiero
porque rompemos mitos y creamos nuevos.
Porque saltamos barreras y vaciamos charcos.
Porque sacudimos las arañas de nuestros cabellos.
Porque sí.
Te quiero
para aprender a desamar, desandar y desunir.
Deshacer la vida de los dos en un camino
y convertirnos en polvo arrastrado
por el viento.
Te quiero
porque te quiero. Porque tú eres yo y yo
no soy nada. Porque tú eres el vacío de aprender
y yo la necesidad de saber.
Por la vida y la muerte de la mano.
Te quiero.
Sin más. Sin pretensiones. Sin posesiones.
Sin esperanzas ni futuros. Aquí y ahora.
Música, letras, cartas y estrellas.
Así, sin más, te quiero.
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