R entra en un bar donde había quedado con sus amigos, a los cuales no veía desde hace un tiempo.
Al poco de cruzar la puerta, uno de ellos se dirige hacia él y le pregunta:
"Hombre, R ¡cuánto tiempo! ¿Qué tal todo?"
A lo que R responde:
Opción a)- "Bien, ya sabes, como siempre."
Opción b)- "Hecho una mierda. Hasta los cojones del desempleo, sin un
puñetero duro en el bolsillo y con menos ganas de estar aquí que en un
discurso de Rajoy."
Cualquiera de las dos respuestas conlleva
una mala cara. La primera porque denota cierto hastío y, si realmente es
un amigo, está cansado de oírle decir siempre lo mismo cuando sabe que
no es verdad. Y la segunda es de una crudeza y veracidad que a la gente
normal le disgusta sobremanera.
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