Vació mi bolso encima de la mesa. 2 cajetillas empezadas de tabaco, una más vacía, 5 mecheros de diferentes formas y colores, varios recibos de bancos doblados y desgastados, un cable USB, una agenda, una caja de haloperidol -comprada sin receta-, una bolsa vacía y un libro.
Anotó, con minuciosidad de funcionario, todas y cada una de las cosas en un papel que me dio a firmar mientras procedía a introducirlas en una pequeña bolsa de basura. Analogía de mi vida.
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